Por Angel Pavloff Marroni
Nosotros tenemos la suerte de haber nacido de Peñarol, otros, lamentablemente no. Y existen, aunque menos según las estadísticas, hinchas de otros cuadros. Esto no limita en absoluto que tengamos amigos y conocidos, muy queridos y de nuestra máxima confianza, de cualquier cuadro.
Muchas veces sin embargo el futbol es como una religión, hay un amor dogmático, irracional, que está por encima de todo dato de la realidad. La política, muchas veces, genera pasiones que se asemejan a este sano amor futbolero, pero también existe el dogmatismo que nos aleja irremediablemente del otro.
Cuando en Política se interpone lo dogmático a todo lo demás, nos concentramos más en encontrar las diferencias con el otro y en “tribalizar” la discusión política que en buscar los acuerdos que se necesitan para cambiar la realidad. Pero la actividad Política no puede ni debe desarrollarse como si estuviéramos hablando de futbol.
La política tiene como objetivo lograr el bien común, hacer que la sociedad sea más justa, y los dogmas no ayudan. Es una situación lamentable que no nos permite discutir las cosas que realmente importan, temas y cambios que no podemos seguir postergando y que debemos encarar con argumentos y buena fe.
Pusimos como ejemplo un tema del que no se hablaba y que para nosotros demuestra la falta de visión estratégica con que se han gestionado la Administración Departamental: desde hace por lo menos 15 años que la distribución de los gastos de la Intendencia de Rio Negro se mantienen incambiados, y en promedio, solo 14 % de los mismos se destina INVERSIÓN; solo 14 pesos de cada 100 que ponemos los contribuyentes de Rio Negro vuelven en inversiones. Esta situación se dio simultáneamente con un incremento en los ingresos de las arcas departamentales como nunca se vio desde la salida de la democracia. Originada fundamentalmente en los Ingresos de origen Nacional a partir del Artículo 214 literal C de la Constitución de la República, los cuales casi se duplicaron este mismo período (escalonado en tres Presupuestos Nacionales distintos).
Si se la mira como una empresa, la Intendencia es una empresa monopólica que cobra impuestos a cambio de servicios. El problema es que los ciudadanos sienten, y con razón, que están pagando por servicios que no reciben con la calidad, la eficiencia y la eficacia que corresponde. Cuando esto ocurre (y los números así lo demuestran) nos encontramos ante una empresa que abusa de su poder monopólico y descuida al ciudadano. La razón de ser de la Intendencia es servir al ciudadano, si no cumple con esto la misma pierde credibilidad.
Para nosotros esta situación en inaceptable, creemos que no solo se ha desaprovechado una cantidad inmensa de recursos sino que además no se ha fijado ninguna Política de Largo Plazo que modifique la pésima estructura de gastos, o sea, no hay nada que nos haga pensar que nuestros competidores vayan a cambiar la realidad que ellos mismos dejaron. Ante la inacción, el ciudadano continuará siendo rehén de estas circunstancias. Cuando se tiene un monopolio, no solo debe juzgar las gestiones por lo que hacen, sino también por lo que postergan o directamente no hacen. La razón es simple, los ciudadanos no podemos contratar otra intendencia que no brinde los servicios que necesitamos. De ser así, los rionegrenses podrían elegir otras intendencias que, como San José, más que duplican el porcentaje destinado a inversiones en su presupuesto.
Confío plenamente en la buena fe de mis adversarios, los conozco y los respeto, pero nosotros queremos que la Intendencia funcione y preste los servicios para los que fue creada. No queremos que sea una empresa que solo devuelva el 14% de la recaudación en Inversiones. Estamos convencidos que podemos hacer los cambios que se necesitan para posicionar a Rio Negro a la cabeza del país en un periodo no mayor a 15 años, pasando a ser la Intendencia del País que invierte en relación a su presupuesto. Queremos discutir con nuestros adversarios los caminos que necesitamos transitar, lo vamos a hacer despojados de todo dogma y con el mayor de los respetos. Sin embargo queremos dejar bien claro a los rionegrenses que, como sociedad, no es sano (ni mucho menos justo) que el Sistema Político siga manteniendo sin cambios la Intendencia. No me cansaré de repetirlo, se puede CAMBIAR. Es posible transformar la Intendencia y que los beneficios lleguen a todos, en algún momento hay que empezar a hacerlo. Que ese momento sea el próximo periodo de Gobierno.