Por Javier De León
Un botija, porque es un botija, de sólo 20 años y con menos de una temporada en primera división, apareció en su debut absoluto en la selección uruguaya ante Bolivia el pasado domingo, y no sólo hizo un gol: la rompió. Jugó, hizo jugar, bajó metros para recibir y devolver, hasta llegó hasta propia área para defender. Y además el gol. Es Agustín Alvarez Martínez, el 9 de Peñarol, y el domingo, el 9 de la celeste.
Brian Rodríguez estuvo en la Copa América, pero casi no jugó. Una mañana llegó tarde al ómnibus que salía para el entrenamiento. Dicen que fue un malentendido. Fuera lo que fuese, Tabárez no lo utilizó durante todo el torneo, hace sólo tres meses. Pero ahora, en esta triple fecha de Eliminatorias, confío en él para la titularidad en Lima y el domingo en el Campeón del Siglo. También la rompió. Por izquierda fue absolutamente desequilibrante, participando en tres de los cuatro goles. Tiene sólo 21 años.
Ronald Araújo ingresó por Diego Godín en los últimos minutos. Apunta para titular en breve. Juega en el Barcelona y sólo tiene 22 años.
Federico Valverde y Rodrigo Bentancur parecen más veteranos. Pero Valverde sólo tiene 23 años y Bentancur, 24 abriles.
Joaquín Piquerez sustituyó a Matías Viña. Otro botija. Tiene 23 años. Y Viña, también 23.
Manuel Ugarte jugó un ratito. Surgió en Fénix, se fue para Portugal, y ya llegó al Benfica. Sólo tiene 20 años.
Flor nueva de romances viejos. Son los nuevos exponentes del hilo conductor del fútbol uruguayo que se mete en los albores de la historia, hace más de un siglo.
¿Se puede afirmar que la generación de Sudáfrica 2010 ya fue? Para ser más claros, que ¿Suárez, Cavani y Godín están viejos y deben quedar fuera? Para nada.
Acá está clara la situación. Hay futbolistas con enorme trayectoria y calidad técnica, pero con menos potencial físico. Y hay otros, también con calidad técnica, que empiezan a aparecer y que deberán confirmar su valía en los partidos que siguen, que serán aún más exigentes, con toda la energía de la juventud, pero sin trayectoria ni experiencia.
¿Cuál es el camino entonces? Gerenciar los recursos. Optimizar lo mejor de cada uno, en el momento de cada uno. ¿Qué significa? Que los Suárez, los Cavani, los Godín, seguirán siendo importantes en el plantel de la selección, pero quizás, en algún momento, más temprano que tarde, por ejemplo habrá que sentar a Suárez en el banco de suplentes, y que juegue la última media hora.
Gerenciar los recursos humanos, para potenciarlos. Y para la tarea, allí está el Maestro Tabárez. Quién tiene la autoridad de los que son respetados, porque hace 15 años que dirige en la selección a los históricos, y ha convocado ahora a los nuevos. A Tabárez los jugadores le creen, y si hay alguien con autoridad moral para sentar a un Suárez o a Godín en un banco de suplentes, ese es Tabárez .
Si se logra que cada uno aporte lo mejor de sí, con sus virtudes y defectos, con sus potenciales y límites, ya sea por edad, inexperiencia o estado físico, estaremos en Qatar. Y para la tarea, le tengo fé a Tabárez.